miércoles, 19 de junio de 2013

Advertencia.

Toda la información contenida en este blog se refiere al tratamiento de las enfermedades mencionadas a través de la penicilina a principios del siglo pasado (cuando fue descubierta), ya que además he intentado seleccionar las enfermedades más comunes de la época que se pudieron gestionar evitando la muerte de los pacientes gracias al descubrimiento y desarrollo del antibiótico. No obstante, actualmente se continúa utilizando la penicilina como vía para curar múltiples enfermedades, pero hoy en día existen también otras técnicas más desarrolladas (véase el tratamiento quirúrgico de la tuberculosis avanzada).

martes, 18 de junio de 2013

Enfermedades tratadas con la penicilina III: Escarlatina.

La escarlatina o fiebre escarlata es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria conocida como Streptococcus phyogenes (ver "introducción"), antiguamente mortal y más frecuente en niños, que se contagia mediante la vía respiratoria.

El primero de los síntomas es el dolor de garganta (aunque se trata de un síntoma común entre muchas enfermedades), el cual se transmite también en forma de sequedad, y posteriormente se produce, primero en la zona del cuello y la cara, y más tarde se propaga al pecho y la espalda, una serie de erupciones cutáneas que provocan un gran picor, de color rosáceo en un principio, pero rápidamente se torna blanco, a excepción de zonas con un mayor "roce", como las axilas, en las que dichas manchas adquieren un color rojo intenso. Al sexto día, la piel afectada comienza a secarse y se escama.
Otros síntomas particulares de esta afección son la fiebre y la inflamación de los ganglios (de las amígdalas), los cuales se cubren de una capa blanca, se inflaman y se tornan rojos, o bien aparecen pequeños puntos blancos llenos de pus; la aparición de escalofríos, náuseas y vómitos. En ocasiones también pueden aparecer unas ronchas superficiales denominadas impétigo (click sobre "impétigo"); si el paciente presenta este tipo de erupción no tiene por qué sufrir dolor de garganta.

El tratamiento se basa en la administración de antibióticos como la penicilina, bien por vía oral, bien por vía parenteral (inyecciones), las cuales destruyen y paralizan los estreptococos causantes de la enfermedad. En cuanto a la cuestión cutánea, se realiza una cura de las erupciones manteniéndolas en agua tibia para ablandar las costras, que serán posteriormente retiradas y embadurnadas con pomadas de antibióticos (penicilina).

                               
Amígdalas afectadas por la escarlatina, con puntos                            Ronchas cutáneas producidas por la escarlatina.
 llenos de pus.

Enfermedades tratadas con la penicilina II: Enfermedades pulmonares.

Neumonía (infecciosa)

Se trata de una enfermedad infecciosa pulmonar que provoca la inflamación de los alveolos, los cuales se enrojecen, se hinchan y provocan un dolor intenso al respirar. La principal causa de su origen es la bacteria denominada Streptococcus pneumoniae o neumococo, aunque también puede producirse a partir de un virus o un hongo, como puede ser el vulgarmente conocido como cándida. Además, en muchas ocasiones la neumonía surge como enfermedad secundaria de una principal, como, por ejemplo, la clamidiasis, o, mismamente, una gripe común, ya que ésta expone al organismo a contraer la infección.

Entre los síntomas, destacan aquellos típicos de una gripe o un catarro común (generalmente preceden el desarrollo de la neumonía), fiebre elevada que se prolonga durante más de tres días, y también aparecen otros signos más graves, como puede ser la taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria), el hundimiento de las costillas durante la respiración, acompañado de convulsiones, enfriamiento dérmico, hemoptisis ("toser sangre"), pérdida de capacidad de reacción frente a estímulos externos y disnea (falta de aire).

Esta enfermedad se diagnostica, después de haber aparecido los síntomas, gracias a un procedimiento de rayos-x.

Su tratamiento se basa en la administración de antibióticos (formados a partir de la penicilina), la cual destruye las bacterias causantes, impidiendo a su vez la síntesis de sus proteínas, de manera que inhibe su propagación.
A pesar de que depende del tipo de neumonía que se trate, la que hoy nos ocupa es la infecciosa, con lo cual nos centramos sólo en su tratamiento mediante penicilina (en concreto, la denominada penicilina c).


TAC (tomografía axial computerizada) de un paciente con neumonía; se puede apreciar la expansión de la enfermedad en las zonas inferiores de ambos pulmones, especialmente del pulmón derecho.


Tuberculosis:

Conocida también como tisis, es una enfermedad infecciosa pulmonar causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que, a pesar de tener su foco en los pulmones y desarrollarse principalmente en ellos, también puede afectar a otros sistemas, como el nervioso, el linfático, el circulatorio, el digestivo, los huesos y articulaciones. Esta afección solo se transmite si la persona tiene activa la enfermedad, es decir, si la padece, y suele ser por vía aérea (estornudos, tos, etc).

Los principales síntomas de la enfermedad son los mismos que los de una nemonía, ya que generalmente la tuberculosis comienza a desarrollarse como tal, la cual deriva en la llamada neumonía tuberculosa a causa de una infección en los pulmones provocado por una complicación durante la neumonía común.
En estos casos, el primer signo de una neumonía tuberculosa son los esputos hemoptoicos (flemas que contienen sangre y que inician la segunda fase de la enfermedad).
Conforme la enfermedad se va extendiendo, dichos esputos son cada vez más frecuentes y más graves, ya que llega un punto en el que la sangre viene acompañada de fragmentos de la pared pulmonar interna que se han desprendido (casos muy graves), hasta que finalmente se produce la muerte del paciente, el cual acabará vomitando una sustancia negra, que será, en sí, trozos de pulmón.

El tratamiento primario de la tuberculosis se basa en la administración de antibióticos como la penicilina durante dos meses si se trata de la primera fase, y durante cuatro si se trata de la segunda. Actualmente, a los pacientes con tuberculosis muy avanzada se les puede tratar quirúrgicamente, extrayendo costillas o los músculos escalenos, así como paralizando el diafragma; pero en general no se suele conseguir salvar la vida, sino prolongarla durante un corto período de tiempo.


Pulmones humanos afectados por tuberculosis (muy avanzada).

Enfermedades tratadas con la penicilina I: Enfermedades venéreas.

(Gonorrea, sífilis, clamidiasis)


Gonorrea:

Se trata de una enfermedad de transmisión sexual provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, también conocida como gonococo, y cuyos principales síntomas son, en los varones, la liberación de secreciones uretrales de carácter mucoso y tono amarillento o blanco a través del pene, así como un notable dolor al miccionar, proveniente de la uretra. Además, en casos más graves, el gonococo puede producir el desarrollo de uretritis y/o prostatitis (aunque esta última es más común en varones de edad más avanzada).
Por otra parte, en las mujeres esta enfermedad es asintomática, aunque puede también desarrollar diferentes síntomas similares a los varoniles, como la secreción de una mucosa vaginal parecida a la del pene, un aumento de las ganas de miccionar, y molestias durante la micción (también conocidas como disuria). En casos más graves, el germen puede expandirse hacia las trompas de Falopio, provocando un dolor abdominal intenso, fiebre, y puede degenerar en otras enfermedades, como la vaginitis, la cervicitis o la endometritis (inflamación de la vagina , el cérvix o el endometrio, respectivamente).


Sífilis:

Es una enfermedad venérea provocada por la espiroqueta (ver segunda definición) Treponema pallidum, 
y cuyos síntomas pueden dividirse en tres etapas:
-Primera etapa: se provoca, en la zona de inoculación, una úlcera poco dolorosa que da lugar a una llaga con el aspecto de una herida abierta, también conocida como chancro (del latín, "cáncer"), el cual desaparece al mes aproximadamente, pero no porque la persona se esté curando, sino porque va a comenzar la segunda fase de la enfermedad.
Chancro en la lengua.

-Segunda etapa: Puede darse incluso un año después de la desaparición del chancro, y genera la aparición de ronchas rosáceas, conocidas como clavos sifilíticos.
Clavos sifilíticos en la espalda de un enfermo.

-Tercera etapa: Se trata de la fase final, en la que la enfermedad alcanza los órganos, provocando una alteración del sistema nervioso (incluyendo cardiopatías, lesiones cerebrales y medulares, aneurismas y pérdida de la coordinación de movimientos), pudiendo provocar la muerte del enfermo.


Clamidiasis (comúnmente conocida como clamidia):

Es una enfermedad venérea originada por bacterias gram negativas (ver tabla de comparación) pertenecientes a la familia Chlamydiaceae, cuyos síntomas, al igual que en la gonorrea, varían entre hombres y mujeres:

En hombres, destacan la inflamación y dolor testiculares, necesidad excesiva de orinar y dolor durante la micción, así como un ardor generalizado uretral constante y secreciones en el meato urinario.
Como vemos, estos síntomas masculinos son muy similares a los mismos en la gonorrea.

Por otra parte, en mujeres aparecen secreciones sanguíneas fuera del período de menstruación y un sangrado durante o después de las relaciones sexuales (acompañadas de dolor), así como pus vaginal y secreciones uretrales.


El tratamiento de enfermedades venéreas a través de la penicilina consiste en que ésta inhibe la síntesis proteica de los agentes que las causan, evitando así su reproducción y posterior expansión, siempre que se comience en las primeras fases de la enfermedad (por ejemplo, la sífilis pasa a ser inevitablemente mortal en la tercera etapa). Aunque muchas cepas han desarrollado resistencia al antibiótico (principalmente la gonorrea), actualmente se han conseguido crear vacunas cada vez más potentes, que las vencen.
Además, a pesar de que se consigan curar, muchas de estas afecciones provocan secuelas graves, tales como la parálisis (sífilis), la ceguera o problemas circulatorios crónicos, sin contar con la demencia.













Enfermedades tratadas con la penicilina.

A lo largo de la historia, la penicilina ha servido para el tratamiento de múltiples enfermedades, fundamentalmente las "favoritas" de su descubridor: las enfermedades infecciosas.
En un principio, se utilizó masivamente la penicilina para tratar enfermedades venéreas, como el sífilis y la gonorrea principalmente (las más abundantes en la época de su inicial extensión), aunque después también se empleó para la gestión de afecciones pulmonares (sobre todo neumonía), al igual que para otras enfermedades (también de carácter infeccioso) como la escarlatina, la difteria, la tuberculosis y la borreliosis.


Efectos adversos de la penicilina.

Como hemos visto anteriormente, la penicilina es uno de los grandes descubrimientos de la historia que han conseguido salvarle la vida al ser humano, pero lo que poca gente conoce es la cantidad de efectos adversos que puede provocar su uso.
La penicilina constituye el pilar más importante de los antibióticos que existen, y no sólo destaca por su eficacia, sino por su fácil obtención y producción, su rápida eficacia y la posibilidad de su uso durante la niñez, el embarazo y la lactancia. Pero también presenta efectos secundarios, muchos de los cuales la mayoría de la gente ignora:

En primer lugar, existen algunas reacciones de baja importancia (diarreas o intolerancias digestivas), aunque existen otras más graves, como la disbacteriosis intestinal (con colitis seudomembranosa*) o la anemia hemolítica**. Menos frecuente es que se produzca la llamada reacción de Jarisch Herxheimer, así como una toxicidad renal. Aún así, existe aproximadamente un 10% de la población alérgica a la penicilina, la cual puede ser o bien leve, o bien grave (anafilaxia***).



Reacción de Jarisch Herxheimer.


*Colitis seudomembranosa: inflamación del colon producida cuando la bacteria llamada Clostridium difficile lesiona dicho órgano con su toxina, produciendo diarrea, así como la aparición en sus paredes de unas placas blancas denominadas pseudomembranas. Muchas veces viene acompañada de dolor abdominal y fiebre, y dependiendo del grado de gravedad, puede llegar a ser mortal. 
**Anemia hemolítica: enfermedad causada por un conjunto de trastornos sanguíneos que producen un descenso de la concentración de glóbulos rojos en la sangre. En el caso que aquí tratamos, la penicilina rompe las membranas de los glóbulos produciendo su muerte por hemólisis.
***Anafilaxia: reacción inmunitaria (una de las más graves) potencialmente mortal, generada por los basófilos (tipo de leucocitos menos abundantes en la sangre) por causas como pueden ser la defensa contra la picadura de un insecto, un alimento o un medicamento. Su peligrosidad y riesgo vital residen en su rápida insaturación y las manifestaciones multisistémicas que genera.

viernes, 14 de junio de 2013

¿Son siempre buenos los antibióticos?

Muchas veces, el ser humano hace un uso desmedido de prácticamente todo (por no decir todo) lo que tiene a su alcance, y más aún tratándose de algo que lo alivia. Los antibióticos fueron creados para salvar vidas, pero, ¿es conveniente un uso en exceso? Como todos sabemos, los extremos no son buenos, y un abuso de antibióticos resulta excesivo, y, por tanto, perjudicial, como se comprueba en el vídeo a continuación, juzguen ustedes mismos:



¿Cómo se descubrió...

... la penicilina?

Alexander Fleming siempre se mostró interesado por la investigación de infecciones generadas por heridas, por lo que no resulta de extrañar que estuviera trabajando en ello cuando se produjo su gran descubrimiento.

Al volver de unas vacaciones, se percató que en una serie de muestras de estafilococos que había dejado olvidadas en su laboratorio durante su último cultivo, había comenzado a crecer otra bacteria desconocida, la cual había inhibido, mediante la segregación de una sustancia, el desarrollo de la original, es decir, el estafilococos.

Al investigar acerca de ella, descubrió que pertenecía a la especie denominada Penicillium, por lo que decidió llamarla "penicilina". Así, decidió centrarse en aquella bacteria que hasta aquel momento había permanecido aparentemente desapercibida para la humanidad (¿o no?*), desarrollando un mayor número de experimentos sobre ella, y descubriendo finalmente que ésta era capaz de anular, no sólo al estafilococos, sino también a infinidad de bacterias que causaban infecciones (la mayoría de los casos mortales) a la población del momento.

De este modo, la penicilina pasó a ser la iniciadora de los antibióticos, ya que éstos se pueden obtener gracias a ella, y han supuesto la salvación de millones de vidas (no sólo humanas) desde su creación a partir del increíble descubrimiento que nos ocupa y que, afortunadamente, debido a su relativa simplicidad, ha hecho posible la creación de penicilinas sintéticas**.




Anuncio del año 1944 (en la Segunda Guerra Mundial) de la penicilina.



**Existen dos tipos fundamentales de penicilinas: las naturales y las sintéticas; ambas son notablemente resistentes a los jugos gástricos, lo que hace posible su administración oral. En general, se suele utilizar el término "penicilina" para englobar a todos sus subtipos, sobre todo a la bencilpenicilina (ver "indicaciones terapéuticas"), ya que es la que tiene una mayor actividad contra organismos infecciosos, pero existe una larga lista de penicilinas, entre las cuales ahora trataremos las sintéticas, entre las que destacan la ticarcilina, la mezlocilina y la piperacilina.


Penicilina.

La penicilina es un antibiótico natural que fue descubierto por Alexander Fleming en 1928 (aunque este decubrimiento no fue hecho público hasta el año siguiente, ni tampoco fue patentado, ya que su descubridor lo creyó así conveniente para permitir que se pudieran realizar más avances acerca de la sustancia), de forma accidental, ya que él se encontraba experimentando con estafilococos, cuando descubrió que estas bacterias eran destruidas por un hongo natural (cabe destacar que su laboratorio no se encontraba en las mejores condiciones de higiene, razón por la que se cree que apareció la sustancia). Este hongo se generaba por la descomposición de ciertas sustancias, y cuando se unía a una bacteria, la destruía por completo, anulándola; por lo que finalmente de utilizó como remedio para cantidad de enfermedades microbianas, fundamentalmente durante la Primera Guerra Mundial (sobre todo para tratar casos de gangrena); y para el tratamiento de enfermedades como el sífilis o la gonorrea, ya que en esa época el uso de profilácticos no era común, y enfermedades de ese tipo eran fácilmente transmitibles.
He aquí un breve documental acerca del descubrimiento y los usos posteriores de la penicilina.


Alexander Fleming.

Como hemos visto anteriormente, Alexander Fleming fue quien descubrió la penicilina, un moho que revolucionó la historia de la medicina (siendo el inicio de los antibióticos), y una de las cosas más llamativas, es que, como muchos de los descubrimientos más importantes de la historia del ser humano, fue de forma involuntaria, ya que Fleming se encontraba realizando un trabajo sobre otras bacterias.


Una anécdota acerca de Fleming y la penicilina cuenta que, mientras este se ganaba la vida como agricultor (notablemente pobre) en su país, el Reino Unido, oyó que alguien pedía ayuda desde un pantano situado cerca de donde él estaba trabajando, por lo que abandonó sus actividades y corrió a socorrer a quien se encontraba en apuros. Se trataba de un niño que se estaba hundiendo en el pantano, aunque finalmente el agricultor logró salvarlo de una muerte lenta y segura.

Gracias a su heroica hazaña, al día siguiente el padre del niño (un preciado noble inglés) se presentó en casa de Fleming para recompensarlo, algo que éste no aceptó de ningún modo, por lo que el noble le ofreció llevarse al hijo del agricultor consigo para ofrecerle una buena educación, la cual su padre no podría permitirse. Sin dudarlo ni un momento, el agricultor aceptó encantado, y varios años después, su hijo, Alexander Fleming Junior, logró graduarse en la facultad de medicina del hospital londinense St Mary's, convirtiéndose también en un personaje muy conocido en su época, ya que fue quien descubrió la penicilina.

Poco tiempo más tarde, el noble inglés que lo había adoptado cuando era un niño enfermó gravemente de pulmonía, pero logró vencer la enfermedad gracias al bendito descubrimiento.
Y he aquí la clave de la anécdota: el nombre de dicho noble inglés era Randolph Churchill, y el de su hijo, Winston.